Análisis de la edición “GegenStandpunkt” 3-08

El capital financiero

  AL PRIMER CAPÍTULO

En un sentido, la banca es un negocio capitalista como otro cualquiera: en ella también se trata de transformar una cantidad de dinero en más dinero, aprovechando para ello la demanda y la oferta “del mercado”. Pero allí se acaba lo que tiene en común con los demás sectores económicos. De hecho no hay quien no vea la posición privilegiada que tiene la banca en la economía capitalista. Su “mercado” es el comercio con dinero: no con una mercancía cualquiera o cualquier servicio materialmente útil, sino con la riqueza abstracta, que se pretende adquirir en todos los sectores económicos de esta economía. El dinero, medio de disposición universal, no lo usan los bancos como todas las demás empresas, que compran con él medios de producción, que crean con él fábricas industriales o grandes almacenes, foros de internet o tabernas y que pagan con él su mano de obra, a fin de sacar al final de su clientela más dinero. Los bancos prestan dinero para que otros emprendan con él algo productivo de esta índole y reembolsen más de lo que tomaron prestado. Su interés y su colaboración en los sucesos económicos se refieren única y directamente al objetivo capitalista de éstos. Sin crear valor de cambio y “realizarlo” en la venta, es decir convertirlo en dinero, o sea sin pasar por un proceso propio de valorización, el capital bancario transforma una cantidad de dinero en una cantidad mayor.

A todo el mundo, este milagro le parece lo más normal del mundo; por lo menos mientras funcione. Tanto más merece una explicación.

Índice:

  1. La base del sistema crediticio: El arte de prestar dinero

    1. La notoria escasez de dinero en el mundo empresarial capitalista y cómo la supera y aprovecha la primera igualación del capital financiero:
      En su calidad de capital, el dinero se convierte en mercancía y por esta vía en capital-dinero.
    2. La creación de crédito y dinero mediante la segunda igualación fundamental de la banca:
      Deudas actúan como capital y generan solvencia.
    3. El continuo esfuerzo por la creación de seguridad en el sector crediticio mediante la tercera igualación del sector financiero:
      La liquidez crea confianza, la confianza crea liquidez.
    4. La certificación de las creaciones de crédito y dinero del capital financiero mediante la igualación que el poder estatal añade como “banco de los bancos” a las otras tres:
      Lo que en el servicio de pagos de las instituciones financieras funciona como dinero es un sustituto equivalente del dinero-“mercancía” de curso legal.
  2. El capital financiero desarrolla su poder crediticio: La acumulación del capital “ficticio”

    1. Del negocio prestamista al mercado de capitales
    2. El mercado de capitales y sus artículos: empréstitos, acciones y otros “productos”
    3. El proceso de valorización del capital financiero en el mercado de capitales: carteras de valores y su gestión lucrativa
    4. La Bolsa, la “economía real” y el capital social global
    5. La especulación con la especulación: el negocio con derivados
    6. La susceptibilidad del capital financiero a la crisis
  3. La relevancia “sistémica” del negocio financiero y el poder público

    1. Poca consideración se concede a la naturaleza propia de los negocios que caracterizan a los institutos financieros como empresas capitalistas –su obrar apunta al beneficio propio, aumentar su cifra de negocios y su ganancia es su objetivo–. Esto se debe a que se estiman tanto los servicios que presta el sector financiero para que funcione la economía de mercado: facilita a “los mercados” el dinero, y a las empresas de todos los sectores, el capital.
      Al parecer, los negocios financieros no solo dotan a quienes los emprenden de balances impresionantes; además los hacen capaces de cumplir tareas centrales en la sociedad capitalista. El negocio lucrativo con dinero y crédito es la condición imprescindible y el impulsor del crecimiento capitalista, o sea del aumento de riqueza monetaria. Constituye la base del poder del capital-dinero sobre los rendimientos económicos en todos los sectores de la economía de mercado, lo cual garantiza al sector financiero –y no sólo en tiempos de crisis– una atención particular por parte del Estado.
    2. En su calidad de legislador, el poder político atiende al interés privado de bancos etc., igual que al de otras empresas también. A la vez se hace valer la importancia de estos negocios para el funcionamiento de la economía en su totalidad: su “relevancia sistémica”, que se popularizó en la crisis, se tiene en consideración cuando se trata de autorizar las actividades creadoras de crédito y de limitar las libertades correspondientes.
    3. Para el Estado en su calidad de gerente de un presupuesto, el crecimiento capitalista es la fuente de los medios financieros con los que se paga la soberanía política. El gobernar apunta a cuidar del éxito de su economía de mercado, y en relación con este objetivo, justamente el empleo eficaz del poder estatal se convierte en un gasto. Las necesidades de éste, financiadas mediante impuestos y deudas, son por tanto objeto de continua ponderación, que bajo circunstancias democráticas degeneran en espectáculos justificativos. Sin embargo, siempre terminan por aprovisionar la Hacienda pública conforme al capitalismo: el sector financiero de la economía es el instrumento de la economía estatal, lo cual no obstante no perjudica a la banca; más bien sus servicios de los que se vale el Estado hacen que aumente, otra vez más, su poder.
    4. En distinguidos ámbitos, el Estado se dedica al propósito de acreditarse como patrocinador de una economía prosperante, en vez de ser una carga para el crecimiento capitalista: con las políticas fiscal y económica, coyuntural y monetaria intenta asegurar el éxito al crecimiento económico nacional. Este propósito le lleva a hacer consideraciones de índole especial sobre la relación coste-beneficio. Su realización práctica sucede utilizando la industria financiera, contraponiéndose permanentemente a cuestiones presupuestarias, y abriendo nuevos negocios para los bancos – y pone definitivamente en claro la relación entre el poder estatal y el negocio financiero.
  4. El negocio financiero internacional y la competencia de las naciones

    1. ‘Monedas convertibles’ – todo un programa político-económico: los Estados internacionalizan las bases del negocio financiero, jurídicas y en materia de la política monetaria, para que el poder financiero del Estado beneficie del crecimiento transnacional.
    2. El negocio con el intercambio de monedas y la creación de los tipos de cambio: del servicio al comercio mundial a la modificación de los resultados de la competencia internacional y la definición de condiciones nacionales de la competencia.
      El balance del comercio exterior: de las cuentas y la transferencia internacional de la riqueza a la competencia de los Estados por el rendimiento capitalista de sus países.
    3. La propiedad capitalista como mercancía del comercio internacional: la exportación y la importación de capitales y el mercado financiero global.
      La competencia de las naciones por la dignidad de crédito de su nación y su dinero; el divorcio de las monedas de crédito nacionales en 'monedas de reserva' y monedas de segundo rango.
    4. El crecimiento del negocio especulativo mundial y sus autoproducidos límites: quiebras estatales y crisis financieras.
      Las medidas preventivas de los Estados para que funcione el sistema financiero global; la clasificación de las naciones según los criterios del capital financiero; la política de las potencias económicas mundiales en tiempos de crisis.
    5. El régimen global del capital financiero: obra y fuerza productiva del régimen político de la superpotencia estadounidense sobre el mundo.